PATRON DE LA ARQUIDIOCESIS DE SAN JUAN
Nació en Ain Karim, Galilea, al norte del actual Israel, y murió probablemente en Maqueronte, en Cisjordania, en la actual Jordania. San Juan el Bautista es hijo del sacerdote Zacarías y de Santa Isabel, prima de la Virgen María; Isabel tenía ya demasiada edad para ser madre, y sin embargo dio a luz. Por tradición se celebra el natalicio del Bautista seis meses antes de la Navidad, pues los Evangelios cuentan que cuando el ángel se le apareció a María para anunciarle que sería madre de Cristo, su prima Isabel tenía seis meses de embarazo. A San Juan Bautista se le considera el último de los profetas de los Tiempos Antiguos, y precursor de Jesús. Vivió un tiempo como asceta en el desierto, alimentándose de insectos y vestido siempre con una piel de camello.
Hacia el año 28 Juan comenzó a predicar en los alrededores del río Jordán la inminente llegada del Mesías; ahí exhortaba a la penitencia y al arrepentimiento, y bautizaba a las personas en el río como símbolo de salvación cuando llegara el Fin de los Tiempos. San Juan contaba también con un grupo de seguidores.
Se puede decir que la vida mesiánica de Jesús comienza precisamente cuando en el río Jordán San Juan lo bautizó, y a continuación lo reconoció como el esperado Mesías, nombrándolo Cordero de Dios. Poco tiempo después, ocurrió en Palestina que Herodías, esposa de Herodes Filipo, lo dejó para casarse con el hermanastro de éste, Herodes Antipas, quien era el gobernador de la provincia nombrado por las autoridades romanas. Este matrimonio fue muy escandaloso, y fue severamente criticado por todo el pueblo, especialmente por San Juan Bautista.
Herodes lo mandó encarcelar, instruido por Herodías, quien también aleccionó a su hermosa hija Salomé para que bailara sensualmente ante su padrastro para pedirle la cabeza del Bautista. Herodes se lo concedió, y luego de mandar ejecutar a San Juan, le hizo llevar su cabeza en una charola.
PATRONA DE TOLA LA NACION PUERTORIQUEÑA
Virgen de la Providencia, patrona de toda la nación puertorriqueña
La confianza y esfuerzos del obispo dieron fruto rápidamente; en menos de cinco años la iglesia catedral fue restaurada e inmediatamente se estableció allí el culto de la Virgen de la Divina Providencia. La imagen original, venerada por los Siervos de María y otras órdenes religiosas italianas, era una hermosa pintura al óleo en la que se observa a la Virgen María con el Divino Niño que duerme apaciblemente en sus brazos.
El título "de la Divina Providencia" se ha atribuido a San Felipe Benicio, quinto superior de los Siervos de María pues un día, cuando sus frailes no tenían nada que comer, después de invocar la ayuda de la Virgen, encontró a la puerta del convento, dos cestos llenos de comida cuyo origen no pudo averiguarse.
PROTECTORA DE LA CIUDAD AMURALLADA
La Virgen de Belén o Virgen de la leche que llegó a Puerto Rico es un óleo sobre tabla proveniente de Flandes. Los especialistas en arte del siglo XV atribuyen la autoría de la tabla flamenca a la escuela del pintor de Bruselas Rogier van der Weyden o algún discípulo.
La imagen está pintada sobre madera. La imagen de media talla posee rostro venerable y moreno, pelo suelto, rayos alrededor de la cabeza, ojos inclinados alegremente al niño envuelto en pañales. Tiene el pecho descubierto, con unas pequeñas gotas de leche dirigidas a los labios del niño. Éste, reclinado en los brazos de su madre, la mira con igual dulzura. La Virgen tiene vestido en túnica azul (no negra) y manto de rojo intenso o carmesí. A la espalda tiene una especie de arboleda oscura a manera de montaña. Se trata de un paisaje que representa la huida a Egipto. Llegó al convento de los dominicos entre 1511 y 1522. Mide 55 por 37 cm.
A causa de las invasiones inglesa de 1598 y holandesa de 1625 fue ocultada y prodigiosamente hallada según la tradición. En 1714 fue colocada en la Catedral de San Juan, con Altar privilegiado. Durante el asedio de Abercromby (1797), el obispo Zengotita dio órdenes para que todos los días se llevaran a cabo rogativas en las parroquias de la ciudad. Sus participantes, principalmente mujeres, cantaban cantos y letanías y llevaban en las manos velas o antorchas. El cuadro de la Virgen de Belén fue paseado en procesión por la ciudad pidiendo auxilio. Cuenta la leyenda que el invasor vio un ejército de hombres con antorchas. Atemorizado ante tal imponente visión, decidió retirarse y no atacar la ciudad. Así, la protección de la ciudad fue atribuida a la Virgen de Belén, que fue considerada por el pueblo "protectora de la ciudad".